La vida cotidiana en una ciudad que agoniza [MM]

En esta serie de entradas, comparto algunas cosas que aprendí y fuentes que utilicé para darle forma a En caso de avistar monstruos marinos (MM). Estas entradas pueden leerse independientemente del libro y están libres de spoilers. Gracias a La Vaquita por su gentil patrocinio.

Mi ciudad natal es un lugar que siempre está deteriorándose. El país en su conjunto pasa sus días en un proceso perpetuo de destrucción no exento de crueldad. Este es uno de esos lugares en los que se nos va la vida tratando de sobrevivir, mientras nos rodea y nos gobierna gente tan bruta como perversa que quiere dominar y hasta matar. Ahora estoy físicamente lejos de eso (alabado sea), pero por muchas razones, este infierno sobre la tierra es algo que me alcanza y me compete. Peor aún, todavía es un lugar que llamo hogar.

Sentirse en casa en un lugar hostil y lleno de riesgos no es poco común. Las personas harán lo mejor que pueden para lidiar con sus circunstancias, aún las más adversas. Para MM no quise involucrar dinámicas sociopolíticas en el contexto; ya escribí sobre ellas una o dos veces (en mis dos primeros libros y nomás para reírme de lo absurdo que es todo). Fuera de eso, suficiente literatura existe al respecto sobre mi región de origen, no toda recomendable. Sin desmerecer la urgencia de esos procesos sociopolíticos, muchos efectivamente letales, quise centrarme en otras amenazas asociadas que son más fáciles de ignorar pero que también nos pasarán factura.

Empecemos por la destrucción del ecosistema, específicamente la deforestación. La desaparición de los árboles. La idea principal de este artículo es que si los árboles mueren, nosotros también. La posibilidad es aterradora e incluí un libro (ficticio) sobre esto en MM:

La vegetación será un privilegio, sobre todo en las megaciudades. Estas fotografías sobre las multitudes comprimidas en el metro de Tokyo inspiraron cierta reticencia en algunos personajes de MM. En todo caso, fuera de la asfixia entre pasajeros, uno podría esperar que la calidad de vida sea mejor en las metrópolis. Pero no, en las ciudades tampoco será bueno estar al aire libre por mucho tiempo.

Debido al cambio climático, algunos deportes ya no podrán realizarse. Incluso, se estima que para el 2080, solo seis locaciones en el mundo calificarán como sedes para las Olimpiadas de Invierno. Otros dos datos divertidos a propósito de estar afuera: primero, la contaminación del aire “amenaza la perpetuación de la especie”. La calidad del aire afecta la fertilidad. Segundo, volar por avión será más caro, más tardado y más peligroso, por la alteración de corrientes de aire y por la mayor frecuencia e intensidad de las turbulencias.

Otros objetos en extinción: los periódicos, al menos los periódicos en papel: “El 26 de marzo de 2016 el diario británico The independent cumplía 40 años de aventura cerrando su edición impresa. El titular de portada era tan luctuoso como exacto: «¡Paren máquinas!». Un grito que antes evocaba exclusivas voraces de última hora y que ahora delata el fin de la expedición”. Se dice lo mismo de los libros, sobre todo los impresos. Parte de la historia de MM involucra rehusarse a la desaparición de los libros.

Más allá de ciudades específicas, el mundo entero agoniza. Desapareció la página que quería enlazar, pero era una noticia que reportaba que un país, Sudán, está desapareciendo del mapa porque ya no tiene agua ni alimentos. Otra nota habla de la crisis del agua potable, habrá escasez mundial y esto puede dar lugar a guerras: los jóvenes “se dan cuenta de que, como resultado de la falta de recursos naturales, las tierras degradadas y la falta de agua no hay oportunidades de subsistencia”.

Todas estas posibilidades acechan al pequeño mundo de MM y sus personajes están conscientes de esto.

Pero ante las adversidades, construimos lo mejor que podemos en en el metro cuadrado que está bajo nuestro control. Hay que darle mantenimiento a la calefacción, a las tuberías, a las plantas, a las cosas que han pertenecido a tu familia por años. Tuve que buscar instrucciones de cómo construir una cerca de madera y qué necesito para reparar un ventanal.

También quise incluir flores en el jardín de la casa, en la floristería cercana a la librería; quise que las abejas sobrevivieran su apocalipsis y por ende los humanos también. Este artículo sugiere que los arreglos florales se compongan de plantas locales y de la temporada, teniendo en cuenta sus procesos de cultivo y cuánta agua requieren (recordemos que el agua dulce puede ir desapareciendo en las islas a medida que estas se hunden). También quise plantar jardines junto al mar. De ese artículo y otros similares saqué ideas para las plantas en zonas costeras, teniendo en cuenta datos sobre los efectos del viento, la sal y la arena en estas plantas y usando algunas imágenes de inspiración. Como en muchos otros casos, esta no es información que se menciona en el libro, pero le da veracidad a lo que ahí se muestra.

Finalmente… en un borrador de MM hablé más sobre la casa 98, sobre el deterioro irreparable de sus cimientos. Terminé borrando las referencias a esta preocupación excepto una. Este poema de Lee Moboke no trata exactamente sobre esto y vendrá al caso en posts futuros sobre MM, pero las siguientes líneas (la traducción es mía) me hicieron pensar mucho en lo que dije al principio. Las personas harán lo mejor que pueden para lidiar con sus circunstancias, aún las más adversas:

and when your house is falling apart,
you do not evacuate,
you make it comfortable enough to house all your insides,
you make it pretty enough to invite guests over,
you make the floorboards strong enough to stand on.

y cuando tu casa se cae a pedazos,
no evacuas,
la vuelves lo suficientemente cómoda para albergar tus entrañas,
la vuelves lo suficientemente bonita para traer invitados,
haces que el piso sea lo suficientemente sólido como para pararse en él.

La vida cotidiana en una ciudad que agoniza [MM]
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